La cantante estadounidense de 31 años habló con Alejandro Marín sobre su “florecimiento” como artista, de su crecimiento profesional y de sus planes para este 2020.

Escuche aquí la entrevista con Lizzo:

 


 

Melissa Viviane Jefferson nació en Houston, Texas, en 1988 y se mudó a Detroit con sus padres temprano en la vida. Pero su carrera verdaderamente comienza en Minneapolis, Minnesota, la misma ciudad de origen de uno de los genios de la música, Prince. Su nombre artístico, Lizzo nace de una de las canciones más importantes de Jay Z. 

La entrevista con Lizzo va a comenzar luego de que la mañana en México no haya sido tan positiva. Los medios previos a mi conversación con la artista de 31 años se han concentrado en lo que más está de moda sobre ella: su figura corporal, y lo que ésta significa en una era de inclusión y diversidad. 

Pero la temática body positive, que tanto ha engolosinado a la prensa, y que le ha garantizado un cubrimiento anteriormente inusitado de publicaciones como Vogue, TIME y Rolling Stone, agota rápidamente la paciencia de la cantante, rapera y flautista en Ciudad de México. Cuando las conversaciones y preguntas previas a mi encuentro con ella comienzan a girar en torno a su figura física, el impacto que tiene sobre el autoestima femenino y el mensaje que quiere enviar a todas las chicas del mundo, su paciencia se agota en menos de media hora y la jornada de promoción se retrasa, corriendo peligro de cancelarse. 

Así que pasan los minutos y las horas, mientras esperamos noticias de su management en el business center del hotel. Luego de recuperar la compostura y almorzar, Lizzo retoma la sesión de preguntas y respuestas con los medios mexicanos. 

La saludo y me saluda de vuelta, con reticencia y algo de cansancio. Lizzo está echada sobre un sofá cama, revisando instagram y espantando el calor de Ciudad de México con un ventilador personal. Está en su habitación, una de las más lujosas del DF, en el piso 42 del hotel Intercontinental Presidente, en la colonia Polanco. 

La habitación está tapada con un backing de promoción de esos que hacen las disqueras, una gigantografía con la portada de ‘COZ I LOVE YOU’, su primer larga duración con un gran sello discográfico. La portada es una de las más emblemáticas de un disco lanzado en 2019: es ella, desnuda en un fondo negro. La desnudez de Lizzo en la portada de su debut con Atlantic Records es, en sí misma, una declaración artística de altísimo poder. Una mujer, negra, grande y desnuda en la portada de un disco no es algo que hubiera podido venderse con facilidad en la década de los noventa, en que Cindy Crawford era el modelo de mujer a seguir y la única cantante negra de aclamación internacional era Whitney Houston, que era delgada como una espiga. Lo de Lizzo ha sido interpretado por los medios como una señal del zeitgeist, en la que el empoderamiento como bandera sexual y el feminismo como herramienta de marketing cumplen con su propósito más transparente en la era actual: visibilizar un talento. En este caso, un talento musical.

Pero Lizzo en realidad no está muy interesada en ese lado de su historia.  Y por fortuna mi conversación con Lizzo no tiene contemplado el tema ni de ser mujer, negra, ser plus size. Para los medios en general es fácil agarrarse de su figura para empotrarla en el lugar en el que se encuentra: abriendo los Grammy, en la portada de la revista Rolling Stone, como artista del año según la revista TIME, y convirtiéndose en general en alguien que, a lo largo de mi vida como fan profesional, no creo que ningún artista verdaderamente quiera ser: un modelo a seguir. 

Así que mi tarea hoy se limita a ayudarle a hacer un resumen breve de su carrera, ese que nadie esté haciendo en la prensa por estar obsesionados con su tamaño, el color de su piel y la ruptura de los esquemas. 

La carrera de Lizzo comienza, como la de cualquier otra figura del ambiente urbano estadounidense, en la calle, vendiendo mixtapes. 


MARIN: La voy a llevar de regreso a Transmusicales de Rennes, en Francia, en 2014…

LIZZO: Sí…

M: Medianoche, me habían dicho que fuera a ver a Lizzo al pabellón ocho, yo ya había hecho algo de investigación, ya había escuchado el primer disco, Lizzobangers, en octubre…

L: Estoy visualizando todo…

M: Y recuerdo estar escuchando Paris y Batches And Cookies. Usted se paró en tarima y hubo un momento en el que pensé: estoy viendo el futuro. 5 años por lo menos. Regresé a Colombia y nadie me prestó atención con estas canciones. 

LIZZO: Estaban durmiendo. Eso era lo que pasaba: que dormían.

M: Fue frustrante para mi como disc-jockey y quiero saber para usted como artista cómo estuvo ese camino hacia la grandeza.

L: Para mi fue muy divertido, fue simplemente una sensación de crecimiento, de experimentar madurez. No lo sé. Fue como verme florecer. No quiero una flor que despierte espontáneamente, como si explotara. Quiero una flor que despierte hermosamente y con el tiempo, y ese es el tipo de flor que soy. 

M: ¿Quién estaba con usted y quién la acompañó en ese florecimiento? Porque ese primer disco es bien callejero. 

Se puso más musical el viaje. Se puso más vocal. Empecé a cantar más. Empecé a usar más soul. Pero nunca perdí esa fuerza de la calle. Mi mejor amiga, ella siempre ha estado a mi alrededor, Sofia Eris.

M: Todavía está con usted? 

L: Sí, total, sigue siendo mi dj. Ahí estuvo desde que conducíamos un carro alquilado por todas partes del país. Estoy  muy agradecida con la vida por ella y por mi otra gran amiga Quinn Wilson, que han estado desde Lizzobangers, desde Minneapolis, haciendo el arte de la portada del álbum, escuchando mis demos, ayudándome en mis giras, dirigiendo los procesos creativos de sonido y luces en las giras. Ha sido un viaje loco con esas chicas. Por eso fue tan importante agradecerles en los premios Grammy, fueron las dos primeras personas a las que dí gracias en tarima. Eso fue muy especial.

M: Quién le dijo que volviera a cantar? Usted le dijo a la revista TIME que tenía miedo de cantar. 

L: Nadie me dijo que cantara. Solo Sentí que debía hacerlo, que mi voz no tenía límite y estoy muy contenta de haberlo hecho, porque la llevé muy lejos. 

M: También dijo en Francia durante la promoción de Lizzobangers que había dejado la flauta porque quería perseguir una carrera en rap, y de repente aquí estaba usted abriendo los premios Grammy con la flauta. Qué la motivo a regresar a la flauta? 

L: Toqué la flauta porque lo había hecho de nuevo en la canción ‘Coconut Oil’, y los fans se enloquecían cuando la hacía en vivo y sacaba la flauta. Eso me motivó a regresar a ella. Esto es divertido, por eso la volví a incluir dentro de mis presentaciones en vivo. Todo lo que pasa conmigo ha sido un progreso natural. Y usted puede ver eso, la naturalidad de ese proceso, porque nada de ello fue forzado, todo fue sucediendo. 

M: Hablemos del poder que tiene este álbum sobre una generación que se está moviendo rápido entre canciones, oyéndolas por quince segundos. 

L: La era del streaming es bastante interesante porque TikTok produce una curiosidad de 15 segundos que termina en la exploración de una canción completa. Y también es paradójico porque está reduciendo nuestros niveles de atención a 15 segundos. Así que, tener un álbum que mantiene la atención del público en estas épocas contradictorias es especial, y el hecho de que el mío logre esa atención solo puede llenarme de mucha gratitud. Creo que esta era de los 15 segundos de atención empuja a los creadores y a los artistas a captar esa atención mucho más rápido con las canciones; antes una canción tenía tiempo para construir esa atención, pero hoy en día hay que conseguir esa atención desde el primer momento. Hay que abrir con una línea que haga que la gente quiera quedarse por el resto de la canción, y es un reto, pero es un reto que estoy dispuesta a tomar. 

M: Hace un par de semanas, en los Premios Grammy, abrió la ceremonia dedicándole su presentación al basketbolista Kobe Bryant, fallecido esa mañana en un accidente de helicóptero. Podría hablarme de Kobe, de su influencia, de su poder, y de lo que sintió esa tarde antes de salir a tarima? Fue agridulce para usted? Estar en la cima del mundo y al tiempo diciéndole adiós a esa leyenda? 

L: Sí, fue la experiencia más confusa, surrealista y dolorosa de la vida. No tenía mi celular y no tenía contacto con las noticias en ese momento, así que mi mejor amiga me lo dijo de la forma más delicada que pudo, que me preparara. Era mucho más grande que el basketball. Era cultura. Los seres humanos estamos muy conectados y eso fue un recordatorio muy trágico de lo conectados que estamos unos con otros. Sentí la responsabilidad de no hacer la presentación sobre mi, porque había dejado de serlo. NO iba a ser sobre mi de todos modos, pero tomamos la decisión de dedicárselo a él, su legado, su hija y su familia. Es bien difícil de procesar. Supongo que hay que tomar un día a la vez. Si fue difícil para nosotros, imagínese, si para alguien como usted o como yo, que lo admirábamos, fue difícil de procesar, lo duro que fue para aquellos que lo conocían en persona. Que lo amaban de verdad. 

M: Qué planes tiene? 

L: Qué transición tan ruda. 

M: Lo siento, pero me tengo que ir. 

L: Espéreme recojo mi corazón del piso. 

M: Perdón. Es con cariño pero con firmeza. 

L: 2020 va a ser increíble. Voy a hacer más música. Irme de gira y pasar tiempo con las amigas. Namasté. 

M: Gracias por tomarse el tiempo. 

L: A usted. Muchas gracias. 

Después de esta entrevista, Lizzo estará en tres portadas más de revistas y se sentará al lado de Harry Styles en la celebración de los Premios Brit. Sus 15 minutos de fama brillan por todas partes con la buena fortuna de una sociedad que la acepta por su valor, por su simbolismo para una generación que quiere cambiar el mundo. Lizzo está de moda. Ojalá lo esté por mucho tiempo. Lo que es un hecho es que su música, la razón de este encuentro, durará probablemente para siempre, sin importar el sabor o el color ideológico del momento. 


Alejandro Marín y Lizzo / 2020