¿Qué tan importantes pueden ser las novelas gráficas para contar hechos reales? Conozcamos dos de las más relevantes que han logrado hacernos reflexionar sobre lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial.

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Este mes se conmemoraron los 75 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, la rendición de los alemanes en mayo de 1945 daba por terminado, oficialmente, uno de los momentos más oscuros y terribles de la humanidad.

Hoy podemos ver como se ha preservado esta historia, por medio de películas, series, libros de ficción y no ficción, obras de teatro, canciones, pinturas hasta llegar a las novelas gráficas. Por eso hablaremos de dos de estas novelas que marcaron la forma de contar cómo las víctimas del dominio nazi vivieron esta pesadilla; convirtiéndose así en referentes para quienes no estuvieron allí, pero quieren conocer.

 

MAUS de Art Spiegelman:

Art Spiegelman, nació en 1948 en Estocolmo, hijo de sobrevivientes del campo de exterminio de Auschwitz vivió desde muy pequeño en Nueva York, donde arribó con su familia en 1951. Desde muy joven estuvo interesado por el dibujo, las caricaturas y los comics. En 1980 fundó la revista Raw, donde empezó a publicar por entregas MAUS, sin imaginarse que sería ganadora del premio Pulitzer como mejor obra de ficción en 1992 y expuesta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York

 

 

MAUS, tiene ratones, cerdos y gatos para contarnos la historia. Los ratones son judios, los cerdos son polacos y los gatos son alemanes. El protagonista es su padre, Vladek Spiegelman, quien cuenta a través de estas viñetas en blanco y negro cómo fue la cacería al pueblo judio y cómo logró sobrevivir a ella. La novela fue publicada en su totalidad en 1991.

 

El Diario de Anne Frank de Ari Folman y David Polonsky:

Anne Frank, recibió para su cumpleaños número 13 el diario que la acompañaría como testigo de lo que tendría que vivir en la Segunda Guerra Mundial. En 1942 en medio de la persecución nazi, logra esconderse por un buen tiempo hasta agosto de 1944, cuando es arrestada junto a su familia en Ámsterdam. Durante esos dos años logró a través de sus escritos construir el día a día de una adolescente que se ve obligada a vivir cosas que no tendría porque haber vivido pero que sirven para dar luz de lo que pasaba en la oscuridad. En 1945 muere de tifus, después de estar confinada en los campos de concentración de Auschwitz y Bergen-Belsen. Su padre, sobreviviente del holocausto, publicó el diario que ha sido traducido a más de 70 idiomas y que hoy podemos encontrar como novela gráfica.

Esta nueva adaptación se lanzó en octubre de 2017 gracias al cineasta y guionista Ari Folman y al ilustrador David Polonsky, quienes lograron resumir en 156 páginas a color lo que pasa en 330. Sintetizaron, escogieron, cortaron, pegaron, como si estuvieran haciendo una película para poder darle vida a esta historia que puede ser contada nuevamente de una manera más atractiva y conectar con un público más joven.

La publicación contó con el auspicio de Anne Frank Fonds que dona parte de los beneficios que obtiene con su venta a Unicef.

 

Dos recomendaciones literarias que nos acercan a esos terribles momentos que no debemos olvidar.