A una década de su lanzamiento recordamos el sexto trabajo discográfico de The Black Keys, un nuevo clásico.

Escuche las Obras Maestras con Alejandro Marín:

 

This is an album by The Black Keys. The name of this album is Brothers. Así comienza una historia, una buena historia contada por un par de excelentes músicos americanos: Dan Auerbach y Patrick Carney, el dúo de garage rock/blues que desde hace casi 20 años mantiene el género con vida y lo adorna de manera que con cada disco se siente fresco y renovado.

Hace una década, en mayo de 2010, The Black Keys publicó “Brothers”, un disco que para aquella entonces le significó a la banda su entrada triunfal al mainstream no solo por sus premios sino por la aceptación de su sonido por parte de un público incrédulo y un sector de la crítica quienes pensaban que al dúo se le había acabado la gasolina creativa con su antecesor, “Attack and Release” (2008).

 

Siendo el primer disco grabado después de 30 años en el mítico estudio Muscle Shoals Sound en Alabama (el cual tuvieron casi que reconstruir para poder grabar), y en un momento de fuerte tensión entre el par de músicos a causa de una ruptura amorosa de Carney y los vestigios de una posible separación de la banda, “Brothers” resultó ser una explosión de energías que liberó al dúo y lo ubicó en un lugar más alto de su carrera. Y es que por lo general, los buenos discos surgen en medio de la crisis, o sino vaya y revise el “Abbey Road'' de The Beatles.

Este es un disco que suena fresco, siendo el sexto de la banda tras casi 10 años de actividad. No es un álbum en donde The Black Keys se hayan reinventado o le hayan dado vuelta drástica a su sonido, no es su estilo. Simplemente es una reunión de casi una hora de tracks en donde supieron acomodar ciertos elementos que encajaron bien con su idea central: guitarras distorsionadas, variadas líneas de batería, buenos riffs, panderetas y silbidos, combinados, eso sí, con una mayor exigencia vocal por parte de Auerbach la cual se puede notar en canciones como Everlasting Light, The Only One o la setentera Never Gonna Give You Up.

 

Después de trabajar con el productor Danger Mouse en su disco de 2008, parece que The Black Keys supieron estilizar sus nuevas canciones llevándolas a un nivel más fresco, moderno, en ocasiones oscuro y sin muchas más pretensiones que las de divertir y alimentar el alma sonora de quien los escucha.

En su momento se dijo que la banda originaria de Ohio había gastado todos su cartuchos publicando un disco tan largo (15 canciones) pudiendo haber guardado algunos para su próximo disco. Eso no fue impedimento para que “Brothers” se llevara 3 premios Grammy en 2011, incluido Mejor Álbum de Música Alternativa, un paso importante que les permitió tocar en grandes estadios, ganarse el corazón de artistas como Billy Gibbons, Robert Plant, Thom Yorke o Kirk Hammett, y por supuesto, obligarlos a superarse en sus posteriores publicaciones (lo cual supieron hacer con “El Camino”, “Turn Blue” y “Let’s Rock”).

En resumidas cuentas, este disco es una obra maestra porque después de 10 años sigue sonando vigente, fiel a la esencia 'rockanrolera' del dúo con exquisitos solos de guitarra, sonidos que parecen de big band y arreglos que hacen difícil encasillar a The Black Keys. Un disco que se deja escuchar a gusto durante 55 minutos y que evoca nombres como los de Howlin' Wolf, Robert Johnson o Muddy Watters.


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